Fotografía por Hugo Angel
Las pinturas que hace Anelys existen con la condición de que veamos algo en ellas. Ella convierte todo en una escena, porque ella ha vivido esa misma escena en algún momento de su propia vida. Sabe cómo funciona la dinámica, aunque no pueda explicarla con palabras. ¿En qué parte del archivo mental de nuestra experiencia reconocemos una orilla del mar, un paisaje o un retrato de grupo?
Anelys pinta desde su taller en Ancud. Recuerda, recrea, cita y traslada al lienzo, como una cámara oscura, imágenes de un muro de recuerdos que se resisten al olvido. Las pinturas comienzan como notas tomadas a velocidad fotográfica, porque sabe que la imagen la completa quien observa.
Su inventario de manchas y líneas, de manchas y lavados, se basa en algo tangible. La memoria organiza el significado, para que las formas que reconocemos cumplan su objetivo: recordar la vida de los chilotes del Contuy o de la península de Lacuy.