El creador textil Osvaldo Güineo y el artista Alfredo Jaar exponen sus trabajos recientes en los que las presencias y las ausencias, reales y simbólicas son el motivo central de sus propuestas.

Raquel Aguilar Colivoro y Voluspa Jarpa, han creado juntas una coreografía de poesía y materiales, ascendentes y descendentes, tanto al interior y exterior de la Capilla Azul. Adentro, la Mujer Bosque (Cai coi), vestida de hojas y pájaros, cuelga suspendida desde el cenit de la arquitectura. Una extensión física del bosque de Contuy, que trae con ella el sotobosque del reino funji, con sus árboles nativos, las vertientes y turberas milenarias brillando al sol. Al frente de la Mujer Bosque están las raíces y el tronco trozado de un canelo instalado por Voluspa. Desde el suelo hasta el campanario se extienden las raíces, y al mismo tiempo, en las ventanas se aprecia una imagen monumental de la extensión del macizo andino que ha sido testigo milenario de todas las culturas y pueblos del territorio sudamericano. La infinidad de formas que componen las raíces y el tronco muestran las huellas de todas las vidas que le han acontecido desde ese silencio subterra: crecer atravesando todas las resistencias para asomar hacia la luz del sol.