SEGUNDA NATURALEZA
Estéban Pérez & Gianfranco Foschino
hasta el 20 de septiembre de 2025
Para quienes nos visitan desde la ciudad, todo lo que aparece ante nuestros ojos en la vida rural se presenta como una bendición y un espectáculo que deseamos que nunca termine. Asimismo, cada momento dedicado a contemplar la tierra y el mar del sur de Chile puede considerarse una prueba irrefutable de que cada uno de nosotros constituye una criatura sensible, cuya vida se despliega dentro de un sistema infinitamente más grande y complejo que contiene innumerables formas de vida. Para los artistas Esteban Pérez y Gianfranco Foschino, observar la naturaleza y registrar sus impresiones gráfica o fílmicamente constituyen los objetivos principales a los que se han dedicado en la creación de su arte. Al desplegar sus respectivos lenguajes —dibujo y video— cada uno revela una forma única de repensar el mundo: primero como espectador y luego como creador de experiencias, imaginando que la vida se expresa principalmente a través de la belleza del color, la línea y el movimiento.


Esteban Pérez
Estéban Pérez nació en Puerto Montt en 1989 y se graduó en Artes Visuales de la Universidad Diego Portales, Santiago, Chile, en 2017. En sus propias palabras: «Mi forma de ver y hacer cine de animación está profundamente arraigada en el sur de Chile, particularmente en Chiloé y sus alrededores, donde recuerdos, paisajes y tradiciones se entrelazan para generar una poética visual. La fascinación que la isla de Chiloé ha ejercido sobre mí ha sido una fuente inagotable de inspiración. Sus mitos, rituales y paisajes han moldeado mi imaginación y mi proceso creativo».

Gianfranco Foschino
El método más fiable de Gianfranco Foschino para escapar de la ciudad y su ritmo frenético ha sido contemplar y albergar experiencias directas del mundo natural dentro de un marco cinematográfico de fotograma fijo. En cierto modo, crea nuevas ventanas a un mundo siempre presente, pero en el que rara vez nos permitimos detenernos. Sus películas de fotograma fijo, que evitan por completo el movimiento de cámara, solo nos muestran una pequeña parte del mundo. A diferencia de Esteban Pérez, Foschino deja que el tiempo real se desarrolle dentro del propio fotograma, sin añadir nada fuera de la escena que nos invita a presenciar, supuestamente con imparcialidad. El condensado marco temporal de una galería de arte o un museo es diferente al de la naturaleza, una realidad que él subraya haciéndonos detenernos a medio camino, sin hacer nada más que observar. Partiendo de la premisa de que permanecer inmóvil en la naturaleza es una experiencia radicalmente distinta a atravesarla de camino a otro lugar, Foschino deja pasar el tiempo, minuto a minuto, mientras intentamos evitar la sensación de espera.
Las obras formativas que se muestran en esta exposición, La fenêtre (2008) y Home (2009), transmiten pasajes anodinos de la vida cotidiana en el campo. Al destacar lo mundano y lo cotidiano, el sistema de Foschino se opone al proceso natural del olvido, buscando devolvernos a ese fragmento cotidiano de vitalidad, ofreciéndonos una ventana donde no hay antes ni después. Nos encontramos cara a cara con la ventana de una casa y sus habitantes, que son a la vez observadores y observados. En la otra pantalla, la vida de una mujer se desarrolla en bucle mientras entra y sale de su casa de tejas de barro y paneles de madera, solo por unos segundos, para ahuyentar a las gallinas y dejar que el cachorro juegue eternamente.











